Kesha ha vuelto, y lo hace dejando atrás un pasado oscuro que la llevó a apartarse de la música, hundida en una depresión durante 4 años. Pero finalmente ha renacido como fénix entre las cenizas y llega con nuevo disco.
La cantante ya había anunciado que venía nueva música a través de sus redes sociales. «Praying» es su primer trabajo en solitario desde el «Deconstructed EP», en 2013. El tema fue co-escrito por Ryan Lewis, colaborador frecuente de Macklemore, y el vídeo fue dirigido por Jonas Akerlund.
Nos presenta su nuevo álbum con una portada potente que nos deja entrever la esencia de «Rainbow». «Praying» es un canto a la superación que puede llegar a considerarse autobiográfico.
— kesha (@KeshaRose) 5 de julio de 2017
«Esta canción es sobre sentir empatía por aquellos que alguna vez te hicieron daño o te marcaron. Es una canción sobre aprender a sentirte orgulloso de la persona que eres, incluso durante esos momentos en que te sientes solo. Es también sobre esperar que todos, incluso esas personas que te hirieron, puedan sanar», escribió Kesha al momento de lanzar el vídeo.
Este nuevo disco, sale a la venta el 11 de agosto y contiene 14 canciones entre las cuales hay colaboraciones con Dolly Parton y Eagles of Death Metal.
01 Bastards
02 Let’ Em Talk (ft. Eagles of Death Metal)
03 Woman (ft. The Dap-King Horns)
04 Hymn
05 Praying
06 Learn to Let Go
07 Finding You
08 Rainbow
09 Hunt You Down
10 Boogie Feet (ft. Eagles of Death Metal)
11 Boots
12 Old Flames (ft. Dolly Parton)
13 Godzilla
14 Spaceship
Recordemos que Kesha lleva desde 2014 librando una batalla legal con Lukasz Sebastian Gottwald, mejor conocido como Dr. Luke, un renombrado productor musical que ha trabajado con estrellas como Katy Perry («I Kissed a Girl»), Flo Rida («Right Round) o Miley Cyrus («Party in the U.S.A»).
El objetivo de la cantautora era romper el contrato que la mantenía atada a Gottwald, afirma que el productor abusó de ella física y verbalmente (incluida una supuesta violación después de que él la drogara) desde que ella firmara un contrato con su compañía discográfica, Kemosabe Records, en 2005. La cantante de «TiK ToK» también asegura que Gottwald es la razón por la que tuvo que lidiar con un desorden alimenticio por el que estuvo en un centro de rehabilitación durante dos meses en 2014 y que marcó el comienzo de su ausencia en las altas lides del mundo del pop.
Tal y como en otros tantos casos de mujeres con miedo a poner sus carreras profesionales en peligro por dar la cara, el de Kesha es sólo un ejemplo más en una industria del entretenimiento que lleva en Estados Unidos un lustro repleto de controversias.
Las luchas en los juzgados de Kesha contra Gottwald no habían sido muy exitosas debido a las dificultades de los abogados de la cantante a la hora de salvar las trabas legales impuestas por el duro contrato que la artista firmó en 2005 con Gottwald, cuyo sello discográfico es propiedad de Sony Music Entertainment.
Porque pese a los apoyos que Kesha tuvo por parte de estrellas como Taylor Swift, Ariana Grande o Lady Gaga, Sony ya declaró en su momento que la compañía no podía hacer nada sobre el contrato de la cantante porque Kesha firmó con una compañía paralela de Gottwald (Kasz Money) y no con Kemosabe, de la que Gottwald no es consejero delegado desde el pasado abril pese a haberla fundado él mismo con Sony en 2011.
Si bien el proceso judicial contra el hombre sigue en pie, el año pasado fue liberada del contrato con él y con Kemosabe. «I fucking love you», les dijo Kesha a sus fans, feliz por poder grabar su vídeo sin estar bajo el ala de Dr. Luke.